Conde de San Cristóbal: Cuando Rioja y Ribera del Duero se unen en tu copa

Desde el 16 hasta el 30 de Julio

bodega de la semana

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La historia del vino español está llena de sagas familiares y de bodegas que, tras alcanzar la cima en su región de origen, buscan nuevos horizontes para seguir creciendo. Este es el caso de Marqués de Vargas, un nombre ilustre de Rioja Alta que, con su visión y saber hacer, decidió embarcarse en una aventura en la otra gran cuna del Tempranillo: la Ribera del Duero. El resultado de esa visión es Conde de San Cristóbal, una bodega que encarna la fusión perfecta entre la elegancia riojana y la potencia castellana.

Ubicada en el corazón de la prestigiosa "Milla de Oro", en el término de Peñafiel (Valladolid), la bodega se asienta en el histórico Pago de Valdestremero. No es una ubicación casual. Estamos hablando de una zona donde el Tinto Fino, como se conoce aquí al Tempranillo, alcanza una expresión sublime. La finca, de 80 hectáreas, se beneficia de un terruño excepcional, con suelos calizos y pobres que, junto a una altitud de más de 800 metros y un clima continental extremo, crean las condiciones ideales para obtener uvas de una concentración y calidad extraordinarias.

El proyecto de Conde de San Cristóbal no fue una simple compra de terrenos, sino la exportación de una filosofía. Al igual que en Marqués de Vargas, aquí se aplica el concepto de "vino de pago", elaborando exclusivamente a partir de viñedos propios que rodean la bodega. Este control total sobre el ciclo de la vid permite una viticultura de precisión, sostenible y respetuosa con el entorno. La vendimia se realiza de forma manual, seleccionando los mejores racimos en el propio campo para asegurar que solo la fruta en su punto óptimo de madurez llega a la bodega.

En la elaboración, el enólogo Jorge Peique, un profundo conocedor de la Ribera del Duero, dirige un proceso meticuloso. La fermentación se realiza en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura, buscando extraer el color y los aromas de la uva de forma suave. La clave, sin embargo, llega con la crianza. La bodega cuenta con un impresionante parque de barricas de roble francés y americano, donde los vinos reposan pacientemente para pulir sus taninos y ganar en complejidad. El resultado son vinos que, sin perder la estructura y el carácter frutal de la Ribera, muestran una finura, equilibrio y elegancia que delatan su noble cuna riojana.

viñedos de ribera del duero

Su gama de vinos es un fiel reflejo de esta filosofía. El Conde de San Cristóbal Crianza es su buque insignia, un tinto carnoso, con mucha fruta negra, notas especiadas y un paso por boca sedoso y persistente. Para ocasiones especiales, el Reserva Especial eleva la apuesta con una mayor complejidad y potencial de guarda. Incluso su rosado, Flamingo Rosé, demuestra la versatilidad de la finca.

Conde de San Cristóbal es, en definitiva, mucho más que una bodega. Es el testimonio de que cuando la experiencia y la pasión de una gran casa como Marqués de Vargas se encuentran con un terruño legendario como el de la Ribera del Duero, el resultado solo puede ser excepcional.